Noche de partido.
El tiempo se detiene,
solo existe la tele, la neverita llena de latas de cerveza y él.
Una
primera gotita empieza a deslizarse por el bote de aluminio empañado,
y luego otra y otra. Un pequeño charco empieza a materializarse
sobre la mesa de madera.
Es inútil decir algo, se lo había repetido
tantas veces, pero él ni caso. Se levanta y se encamina hacia la
cocina. Al volver, él sigue visionando el partido. Ella, con
tranquilidad levanta la cerveza y se la echa encima de la cabeza,
luego seca la madera con papel absorbente y devuelve la lata a su
sitio, encima del posavasos, mientras le mira por el rabillo del ojo.
Él ni se inmuta, sigue hipnotizado por el esférico. Estira la mano,
alcanza el bote y se lo lleva a la boca, le extraña su vacío, pero
no demasiado y le tira a la papelera. Coge otra lata de la nevera, la
abre, le da un sorbo al néctar de cebada y suelta el bote sobre la
mesa, muy cerca del posavasos.
A mi churri no le gusta el fútbol pero la situación de decir las cosas tantas veces que ya hay un día que las dejas por imposibles me suena muchísimo. Jajajaja. Besotes.
ResponderEliminarjajajaja, me ha encantado! creo q no podria representar mejor la mente masculina en esos momentos de "testosterona" exagerada por un partido.
ResponderEliminarBesos
¡Hola Sheol! En pocas palabras, qué bien relatado ese trance hipnótico que acaece en estos eventos deportivos, en esa urbe enfervorecida que parece víctima de un encantamiento futbolísitico. Uno puede imaginar la escena perfectamente leyéndote. Yo no soy un gran forofo del futbol, aunque me encantan los grandes torneos, mundiales y demás, pero la liga se me hace pesadíiisima.
ResponderEliminarUn saludo
jajaja... son cosas que pasan en todas las casas supongo!
ResponderEliminarMe quedo por aquí!!
Yo me tomaria todas las cervezas que existen con tal de no tener que ver un juego de futball. jeje, de todos modos me encanto tu entrada, Un placer leerte. Si me lo permites me quedo por aqui a ver que descubro, bendiciones
ResponderEliminarBueno no soy muy asidua al fútbol pero plasmaste el sentimiento muy bien y hasta me dio ganas de una cervecita te deseo un lindo domingo y que te diviertas mucho
ResponderEliminarPues a mi me gusta el fútbol.... pero oye, eso de la chica echándose la cerveza por encima... y no mira ni un momento?
ResponderEliminarBesos
¿pero por qué sucede ésto? muchos chicos y hombres que conozco, tienen este poder de abstracción mientras ven un partido de fútbol, tanto os gusta, solo se me ocurra esta posible explicación...
ResponderEliminarUn buen relato :) sobre todo basado en hechos reales.
Un abrazo
Buena entrada Sebastián, lo malo no es que él estuviese hipnotizado con el partido y dejara el bote de cerveza fuera del posa-vasos,creo , que ni estando viendo otra cosa lo dejaría igual. Es cosa de hábito y no de distracción. Hay quien tira la ceniza al suelo toda su vida, teniendo al lado un buen cenicero.
ResponderEliminarGracias
Con ternura
Sor.Cecilia
¿Que tiene el futbol?
ResponderEliminarUn beso
Esa imagen del hipnotismo ante la tele me suena conocido.
ResponderEliminarSaludos
Muy buena, aunque hay otras distracciones que te dejan igual de atontado, el futbol era solo una forma de expresarlo. un abrazo.
ResponderEliminarHola querido amigo Sheol, estas cambiado, tenes otro look y te queda muy bien. Me gusta.
ResponderEliminarLa historia es muy realista... que tiene la dichosa pelota esa para hacer perder la cabeza a tantos hombres? por favor, que pesadilla. A mi me deja asi, mira: XP
Jaja, yo lo solucionaria tomandome todas las latas del "nectar de cebada" para desmayarme y despertarme un siglo y medio despues.
Me encantan tus historias, y te envio un beso.
La historia del zombi futbolero, lástima que a mi love no le gusta la cerveza y eso de echarle encima un cenicero lleno de colillas me parece muy fuerrrrte...:D:D
ResponderEliminar