viernes, 7 de octubre de 2011

Los sin luz

El sol había dejado de acariciar las frentes humanas desde hace  más de cinco décadas y el mundo entero se paró. El miedo a la oscuridad se convirtió en la pandemia del siglo XXI. La electricidad era de fuete eólica, compuesta por pequeños molinos, de aspas pequeñas, puesto que la débil fuerza del aire apenas conseguía impulsar una mosca. Solían ser de aspecto basto, hechos a mano y colocados en los balcones de los pisos o delante de las casas.

Las habitaciones de nuestros hogares se convirtieron en almacenes que llenamos hasta reventar, dos semanas antes de la gran explosión, de conservas y agua que solíamos reponer de  los almacenes, grandes superficies y tiendas pero que poco a poco, bajo nuestra exasperada mirada, se iban vaciando. Los científicos descubrieron la anomalía en el astro rey demasiado tarde y la gente se preocupó más por su panza que por otras cosas. Lo que de verdad escaseaban, y constituían el factor principal del miedo a la oscuridad, después de agotar la luz de las linternas, eran las bombillas que se fundían una tras otra a causa de las intermitencias de los improvisados molinos. No nos importaba que cualquier día nos podríamos quedar sin oxigeno, para nosotros lo esencial era no tropezarnos con la oscuridad.  

Todos los que se quedaban sin luz artificial en menos de una semana se convertían en sus propios verdugos. Nadie sabía con exactitud lo que pasaba con “Los sin luz”, como llegamos a llamar a esos desgraciados, aún sabiendo que algún día a nosotros también nos llamarían así. Lo único que sabíamos era fruto de nuestra imaginación, a raíz de los sonidos desagradables que llegaban sin cesar a nuestros oídos cada vez que alguien se quedaba solo en la noche, sonidos que conseguían que el miedo a la negrura se adueñara cada vez más de nuestro ser. 

Algunos decían que en cuanto la oscuridad se apoderaba de tus sentidos el primer acto de locura era arrancarse los ojos e intentar usarlos como linternas. Las mentes enfermas, con los globos oculares en las manos, conseguían imaginarse la luz que desesperadamente  buscaban, una luz que cada uno la percibía de manera distinta, hasta que se apagaba por la inanición o la infección del sujeto.

 Otros decían que los sonidos los provocaban los impactos de sus cabezas contra el suelo y las paredes, golpes que lograban que “Los sin luz” vieran unas chispas esperanzadoras, pero las astillas del cráneo aporreado acababan en pocas horas con sus vidas. Eran todas suposiciones, nunca nadie se atrevió a pasar donde ellos,  ni al principio, cuando aún podrían ser salvados, ni cuando los ruidos cesaban.


Yo, llevaba más de 72 horas despierto, esclavo de las heladas garras del miedo que empezaron a hacer trizas mi ánimo desde que la luz de mi penúltima bombilla empezara a oscilar. Ese mismo día, cogí con manos temblorosas la última que me quedaba, y me coloqué debajo de la lámpara, listo para hacer el cambio. Cerrar los ojos significaría despertarme en la oscuridad, cosa inconcebible para mí. Cuando por fin se apagó, la desenrosqué frenéticamente y la remplacé con igual celeridad, pero en la última vuelta para mi pavorosa sorpresa, mi última y preciada bombilla me estalló en la mano convirtiéndome a mí también en un “Sin luz”, preso absoluto de lo inevitable: una profunda y espeluznante oscuridad.

Fin

23 comentarios:

  1. ¡Hola Sheol! Es un placer leerte de nuevo. Me ha gustado este micro-relato. Escribes muy bien, y ademas tocas uno de mis temas recurrentes y predilectos: la oscuridad, el tenebrismo, la penumbra, la ausencia de luz, muy gótico, como a mí me gusta. Saludos

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  2. Te deseo un felic week-end..
    Un Abbraccio

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  3. Interesante relato en el que la luz y las sombras se conjugan...

    Te invito a mi playa en donde encontrarás mucho de esa combinación.

    Mis saludos con afecto...

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  4. Cómo es que la oscuridad puede ser tan deseada en ocasiones y tan repugnante en otras, verdad?

    Atractivo escrito.

    Buen finde!!

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  5. Me alegra que nos deleites de nuevo con estos relatos tuyos amigo.
    Me ha gustado mucho, has descrito perfectamente el miedo que el ser humano tenemos a la oscuridad.
    Un abrazo amigo.

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  6. Fabuloso relato, hasta podía sentir la angustia de la gente. Me alegro que hayas vuelto. Besos.

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  7. Victor, Luna, Algamarina, Sweet, Casas, Cris gracias por venir y comentar. No es mi mejor relato pero con mucho gusto lo comparto con vosotros. Besos y abrazos.

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  8. Te entiendo, pero todavía quedan personas como las que me dejas descritas en mi blog, yo soy una de ellas y creo que tú también
    Con ternura
    Sor. Cecilia

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  9. Hay tantos momentos de oscuridad en nuestra vida, que el temor a que lleguen y se presenten resulta muy pertubador e inquietante, por el cual, rechazamos e intentamos evitar situaciones que nos desagradan...como el caso de la historia sobre la que escribes, todos deseaban que las bombillas no se fundieran.

    Suerte amigo.

    un abrazo

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  10. Hola Sheol13 tu relato me recuerda al libro de Saramago Ensayo sobre la ceguera y tanto tu relato como su libro dan ese agobio que tiene que ser el no poder ver.Escribes muy bien
    y espero que pronto tengas un trabajo.

    un fuerte abrazo

    fus

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  11. Cual fue mi sorpresa al ver que has vuelto a publicar en tu blog querido amigo.
    Deja que te dé un consejo malo,

    COMPRA BOMBILLAS DE BAJO CONSUMO.

    Un saludo

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  12. Un escrito en que derrochas imaginación, pero con su transdondo de realidad. La vida es injusta.

    Un beso.

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  13. El ser humano siempre acaba adaptandose a los cambios o muriendo aunque la oscuridad es una sensación muy particular, sobre todo para los que antes vieron la luz. La verdad es que el relato resulta inquietante, pero me ha gustado mucho.

    Quería decirte que he borrado tu comentario en mi blog por error, iba a borrar el de un troll más o menos asiduo y me he equivocado. Te pido disculpas.

    Un abrazo, espero que sigas con tus relatos.
    :)

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  14. Ayyyyyyy, esto no se hace cuando esta princesita se dispone a irse a la cama, y sin luz....Intentaré no pensar, no pensar, no pensar...

    A veces nuestro miedo se convierte en nuestro propio berdugo.

    Un abrazo y feliz noche, si es posible...

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  15. Ceci, Esi muchas gracias por venir y dejar vuestro granito. Besos.

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  16. Fus, gracias por tu comentario y por tu apoyo y tu gran gesto. Un abrazo.

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  17. Alberto, Sakkarah me alegra verlos por aquí. Gracias por las palabras amigos. Un abrazo.

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  18. Gracias Maria y bienvenida. Un abrazo.

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  19. Candela, no te preocupes, tu deshazte de esos impresentables. Gracias por tu visita y comentario. Un abrazo.

    Princesa, espero que hayas soñado con La república de los niños. Besos.

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  20. Muy chula la canción. ¿Cómo se puede hacer para que cuando abras el blog salga una canción? A mí me encantaría poder hacer lo mismo, que cuando alguien accediese a mi blog les recibiese con música de un videoclip que haya subido. Muy bonita la canción. Saludos

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  21. ¡Lo difundiré con mucho gusto querido amigo!.
    Te mando toda mi fuerza...

    Besos.

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  22. Genial relato, me alegro de tu vuelta un saludo desde la distancia más corta.

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