El sol había dejado de acariciar las frentes humanas desde hace
más de cinco décadas y el mundo entero
se paró. El miedo a la oscuridad se convirtió en la pandemia del siglo XXI. La electricidad
era de fuete eólica, compuesta por pequeños molinos, de aspas pequeñas, puesto
que la débil fuerza del aire apenas conseguía impulsar una mosca. Solían ser de
aspecto basto, hechos a mano y colocados en los balcones de los pisos o delante
de las casas.
Las habitaciones de nuestros hogares se convirtieron en almacenes
que llenamos hasta reventar, dos semanas antes de la gran explosión, de conservas y agua que solíamos reponer de los almacenes, grandes superficies y tiendas pero
que poco a poco, bajo nuestra exasperada mirada, se iban vaciando. Los científicos
descubrieron la anomalía en el astro rey demasiado tarde y la gente se preocupó
más por su panza que por otras cosas. Lo que de verdad escaseaban, y
constituían el factor principal del miedo a la oscuridad, después de agotar la luz
de las linternas, eran las bombillas que se fundían una tras otra a causa de las intermitencias de los improvisados molinos. No nos importaba que cualquier día nos podríamos
quedar sin oxigeno, para nosotros lo esencial era no tropezarnos con la
oscuridad.
Todos los que se quedaban sin
luz artificial en menos de una semana se convertían en sus propios verdugos. Nadie sabía
con exactitud lo que pasaba con “Los sin luz”, como llegamos a llamar a esos
desgraciados, aún sabiendo que algún día a nosotros también nos llamarían así.
Lo único que sabíamos era fruto de nuestra imaginación, a raíz de los sonidos
desagradables que llegaban sin cesar a nuestros oídos cada vez que alguien se
quedaba solo en la noche, sonidos que conseguían que el miedo a la negrura se
adueñara cada vez más de nuestro ser.
Algunos decían que en cuanto la oscuridad
se apoderaba de tus sentidos el primer acto de locura era arrancarse los ojos e
intentar usarlos como linternas. Las mentes enfermas, con los globos oculares
en las manos, conseguían imaginarse la luz que desesperadamente buscaban, una luz que cada uno la percibía de
manera distinta, hasta que se apagaba por la inanición o la infección del
sujeto.
Otros decían que los sonidos los provocaban los impactos de sus
cabezas contra el suelo y las paredes, golpes que lograban que “Los sin luz”
vieran unas chispas esperanzadoras, pero las astillas del cráneo aporreado acababan
en pocas horas con sus vidas. Eran todas suposiciones, nunca nadie se atrevió a
pasar donde ellos, ni al principio,
cuando aún podrían ser salvados, ni cuando los ruidos cesaban.
Fin
¡Hola Sheol! Es un placer leerte de nuevo. Me ha gustado este micro-relato. Escribes muy bien, y ademas tocas uno de mis temas recurrentes y predilectos: la oscuridad, el tenebrismo, la penumbra, la ausencia de luz, muy gótico, como a mí me gusta. Saludos
ResponderEliminarTe deseo un felic week-end..
ResponderEliminarUn Abbraccio
Interesante relato en el que la luz y las sombras se conjugan...
ResponderEliminarTe invito a mi playa en donde encontrarás mucho de esa combinación.
Mis saludos con afecto...
Cómo es que la oscuridad puede ser tan deseada en ocasiones y tan repugnante en otras, verdad?
ResponderEliminarAtractivo escrito.
Buen finde!!
Me alegra que nos deleites de nuevo con estos relatos tuyos amigo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, has descrito perfectamente el miedo que el ser humano tenemos a la oscuridad.
Un abrazo amigo.
Fabuloso relato, hasta podía sentir la angustia de la gente. Me alegro que hayas vuelto. Besos.
ResponderEliminarVictor, Luna, Algamarina, Sweet, Casas, Cris gracias por venir y comentar. No es mi mejor relato pero con mucho gusto lo comparto con vosotros. Besos y abrazos.
ResponderEliminarTe entiendo, pero todavía quedan personas como las que me dejas descritas en mi blog, yo soy una de ellas y creo que tú también
ResponderEliminarCon ternura
Sor. Cecilia
Hay tantos momentos de oscuridad en nuestra vida, que el temor a que lleguen y se presenten resulta muy pertubador e inquietante, por el cual, rechazamos e intentamos evitar situaciones que nos desagradan...como el caso de la historia sobre la que escribes, todos deseaban que las bombillas no se fundieran.
ResponderEliminarSuerte amigo.
un abrazo
Hola Sheol13 tu relato me recuerda al libro de Saramago Ensayo sobre la ceguera y tanto tu relato como su libro dan ese agobio que tiene que ser el no poder ver.Escribes muy bien
ResponderEliminary espero que pronto tengas un trabajo.
un fuerte abrazo
fus
Cual fue mi sorpresa al ver que has vuelto a publicar en tu blog querido amigo.
ResponderEliminarDeja que te dé un consejo malo,
COMPRA BOMBILLAS DE BAJO CONSUMO.
Un saludo
Un escrito en que derrochas imaginación, pero con su transdondo de realidad. La vida es injusta.
ResponderEliminarUn beso.
Bonito relato y blog.
ResponderEliminarSaludos.
El ser humano siempre acaba adaptandose a los cambios o muriendo aunque la oscuridad es una sensación muy particular, sobre todo para los que antes vieron la luz. La verdad es que el relato resulta inquietante, pero me ha gustado mucho.
ResponderEliminarQuería decirte que he borrado tu comentario en mi blog por error, iba a borrar el de un troll más o menos asiduo y me he equivocado. Te pido disculpas.
Un abrazo, espero que sigas con tus relatos.
:)
Ayyyyyyy, esto no se hace cuando esta princesita se dispone a irse a la cama, y sin luz....Intentaré no pensar, no pensar, no pensar...
ResponderEliminarA veces nuestro miedo se convierte en nuestro propio berdugo.
Un abrazo y feliz noche, si es posible...
Ceci, Esi muchas gracias por venir y dejar vuestro granito. Besos.
ResponderEliminarFus, gracias por tu comentario y por tu apoyo y tu gran gesto. Un abrazo.
ResponderEliminarAlberto, Sakkarah me alegra verlos por aquí. Gracias por las palabras amigos. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Maria y bienvenida. Un abrazo.
ResponderEliminarCandela, no te preocupes, tu deshazte de esos impresentables. Gracias por tu visita y comentario. Un abrazo.
ResponderEliminarPrincesa, espero que hayas soñado con La república de los niños. Besos.
Muy chula la canción. ¿Cómo se puede hacer para que cuando abras el blog salga una canción? A mí me encantaría poder hacer lo mismo, que cuando alguien accediese a mi blog les recibiese con música de un videoclip que haya subido. Muy bonita la canción. Saludos
ResponderEliminar¡Lo difundiré con mucho gusto querido amigo!.
ResponderEliminarTe mando toda mi fuerza...
Besos.
Genial relato, me alegro de tu vuelta un saludo desde la distancia más corta.
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