Markus me miraba con su típica media sonrisa, esperando mi respuesta.
- Vale, le contesté, pero quiero que mi reputación se quede intacta, si llevo a cabo el trabajo.
Para ser un perro-testigo, alguien se estaba tomando muchas molestias en eliminarlo. Revisé el revolver, por si acaso lo necesitaría, monté en mi todoterreno y rumbo a la ciudad. Tardaría unas dos horas en llegar al Burger - Giant, una hamburguesería de mala muerte donde solíamos hacer contacto, allí me esperaría el cliente o su representante con los datos exactos de la victima.
Al llegar al restaurante no me fue difícil localizarlo, era algo muy típico en ellos, los clientes quiero decir, siempre con sombrero y gafas de sol, sentados en el punto más oscuro de la sala, temblando como un flan y llamando más de la cuenta la atención.
Me acerqué a la mesa evaluando a la persona que estaba detrás de esas gafas. Me dí cuenta de que ese era diferente, el tembleque que tenia no era por miedo o inquietud sino de impaciencia. Me senté delante de él sin perderle de vista, tenia algo escalofriante, algo frío y sus ojos eran como dos cuchillos, que si no fuera por las gafas, me hubieran atravesado sin en la más mínimo remordimiento.
- Aquí tienes el expediente, me dijo de repente, sin otra introducción, enseñándome la carpeta que había sobre la mesa. Su contenido tienes que verlo ahora, memorizarlo y devolvérmelo.
- No es así como suelo trabajar, la carpeta me la llevo y cuando esté terminado el trabajo yo me encargo de que desaparezca, le contesté.
- Esta vez no, si no estas conforme , llama a tu jefe y resuelve el problema, pero te digo que es como hemos acordado, me dijo convincente, apretando cada palabra.
De malas ganas abrí la carpeta, no tenia ganas de otro sermón por parte de Markus, así que hice lo que nunca hago, romper mis reglas, las reglas del juego, reglas que tanto tiempo fueron mi guía, reglas que yo inventé para mantenerme a salvo. Todo parecía como sacado del libro, el mismo cliente, con el mismo aspecto de siempre y la misma mesa. Pero él lo sabia, sabia todo eso, porque era igual que yo, por qué su trabajo era el mismo que el mío y sus reglas las mismas que las mías. Tenia que haber escuchado mis instintos, tenia que haber sabido que esos ojos no eran los de un cliente sino un reflejo de los míos. Cuando vi mi foto dentro de la carpeta lo supe, tarde, es verdad, pero me dio tiempo levantar la cabeza y mirarle a los ojos antes de que la bala atravesara mi cerebro.
Fin
por Sheol 13
- Vale, le contesté, pero quiero que mi reputación se quede intacta, si llevo a cabo el trabajo.
Para ser un perro-testigo, alguien se estaba tomando muchas molestias en eliminarlo. Revisé el revolver, por si acaso lo necesitaría, monté en mi todoterreno y rumbo a la ciudad. Tardaría unas dos horas en llegar al Burger - Giant, una hamburguesería de mala muerte donde solíamos hacer contacto, allí me esperaría el cliente o su representante con los datos exactos de la victima.
Al llegar al restaurante no me fue difícil localizarlo, era algo muy típico en ellos, los clientes quiero decir, siempre con sombrero y gafas de sol, sentados en el punto más oscuro de la sala, temblando como un flan y llamando más de la cuenta la atención.
Me acerqué a la mesa evaluando a la persona que estaba detrás de esas gafas. Me dí cuenta de que ese era diferente, el tembleque que tenia no era por miedo o inquietud sino de impaciencia. Me senté delante de él sin perderle de vista, tenia algo escalofriante, algo frío y sus ojos eran como dos cuchillos, que si no fuera por las gafas, me hubieran atravesado sin en la más mínimo remordimiento.
- Aquí tienes el expediente, me dijo de repente, sin otra introducción, enseñándome la carpeta que había sobre la mesa. Su contenido tienes que verlo ahora, memorizarlo y devolvérmelo.
- No es así como suelo trabajar, la carpeta me la llevo y cuando esté terminado el trabajo yo me encargo de que desaparezca, le contesté.
- Esta vez no, si no estas conforme , llama a tu jefe y resuelve el problema, pero te digo que es como hemos acordado, me dijo convincente, apretando cada palabra.
De malas ganas abrí la carpeta, no tenia ganas de otro sermón por parte de Markus, así que hice lo que nunca hago, romper mis reglas, las reglas del juego, reglas que tanto tiempo fueron mi guía, reglas que yo inventé para mantenerme a salvo. Todo parecía como sacado del libro, el mismo cliente, con el mismo aspecto de siempre y la misma mesa. Pero él lo sabia, sabia todo eso, porque era igual que yo, por qué su trabajo era el mismo que el mío y sus reglas las mismas que las mías. Tenia que haber escuchado mis instintos, tenia que haber sabido que esos ojos no eran los de un cliente sino un reflejo de los míos. Cuando vi mi foto dentro de la carpeta lo supe, tarde, es verdad, pero me dio tiempo levantar la cabeza y mirarle a los ojos antes de que la bala atravesara mi cerebro.
Fin
por Sheol 13
un buen relato de gansters,sheol13
ResponderEliminarmundo incierto ese todopor la fuerza y agresivida, matones a borbotones, alcohol, y vicios en desmesura, solo una cabeza de mente fria podia trinfar sin morir en el intento.
condor te saluda amigo
No, no, no, vamos a tener que cambiar ese final porque no em quiero quedar sin ti...
ResponderEliminarUn beso.
Es lo que tiene la caza, aunque te acustumbres a ser el cazador, en cualquier momento se pueden volver las tornas y convertirte en la presa.
ResponderEliminarUn abrazo
¿Qué fue lo que te traicionó?
ResponderEliminarBesos.
Hay que ser leal a uno mismo y a sus normas. Relajas las reglas y...
ResponderEliminarUn abrazo
Sorprendente, al final prueba su propia medicina.
ResponderEliminarUn abrazo.
Llegue por aqui de visita y me ha gustado este blog, espero que me visites y compartamos nuestras letras! Estamos leyendonos!!
ResponderEliminarahh! que final tan heavy...muy bueno!
ResponderEliminarUn abrazo.
Sheol, que tremendo el final, no?
ResponderEliminarMe has hecho reflexionar y tus escritos transmiten, no hace falta que me digas nada, entiendo como te sientes.
Un cálido abrazo
p.d.: he eliminado el blog, aunque sigo con el mismo perfil.
porque no está en mi naturaleza maquinal preocuparme por él
ResponderEliminarpero también le podría pasar como a tu protagonista, pues mi amante se dedica full time a resolver problemas de ese estilo
Recordar su vida, memorizarla no le salvó y evitó el tiro en la cabeza... no sé si estoy de acuerdo contigo, se puede ir viviendo cada vez con menos memoria, dejar atrás lo que no utilizamos para el día a día; tal vez, precisemos una memoria básica para subsistir pero no memorizar y recordar toda nuestra vida... el sufrimiento, no tiene cabida en nuestro mundo interior...
ResponderEliminarun abrazo.
PD: está muy bien escrito, como siempre.
Oh, ragazzo, tutto è così chiaro e scuro in una volta. Spero che mi perdoni.
ResponderEliminarLavorare per la famiglia ha queste cose.
Saluti.
Hola Sheol. Vaya cambio. Muy buena historia y sorprendente final, como de costumbre. Besos.
ResponderEliminargracias por tus palabras.
ResponderEliminarun abrazo
Hola sheol, como ya te he dicho en Que és, me parecen geniales estos relatos tuyos.
ResponderEliminarEl caso que hoy que tengo mas tiempo, estoy investigando donde teneis los blogs mis amigos y asi poder visitaros cada vez que tenga un rato.
Un abrazo sehol.
Gracias amig@s. Vuestras palabras significan mucho para mi. Un abrazo.
ResponderEliminarImpresionante, corto y bien condensado, no se espera el final, ese es el mejor punto.
ResponderEliminarUn beso.