"Las extrañas e inquietantes experiencias de Pompilio"
"La borrachera"(primera parte)
Estaba confuso, no reconocía la habitación, no era la suya y no se acordaba como había llegado allí. Le dolía todo el cuerpo y la cabeza se la notaba tremendamente espesa. Miraba el techo color azul con estrellitas fluorescentes pegadas en forma de cometa. Se incorporó despacito mirando a su alrededor. Las paredes del dormitorio estaban pintadas en color rosita. Se levantó despacito de la cama y como llevaba puestos solo los calcetines y los calzoncillos, busco con la mirada su ropa. Su ropa no estaba en esa habitación, seguro que se desnudaron en otra parte de la casa. Se acercó al armario empotrado y lo abrió, pero solo contenía ropa de mujer. "¿Por qué no me acuerdo de nada?" se preguntó confuso. " Me levanto por la mañana en el dormitorio de una mujer, después de dos años de celibato y no me acuerdo de nada. Vaya pringado." Se acercó a la puerta cerrada del dormitorio pero cambio de idea y se sentó al pie de la cama, mirando el reflejo de su cara en el espejo colgado encima del tocador." Vaya cara, por lo menos no ha sido el peor día de mi vida".
La noche anterior:
-He tenido el peor día de mi vida. ¿Te puedes creer que me echaron del trabajo? Después de tantos años viviendo para ellos, haciendo los trabajos más degradantes, los que nadie quería, me echan. La vida es tan injusta Manolo, diciendo eso Pompilio soltó un suspiro desgarrador.
-Todos tenemos días malos, pasamos malos tragos y siempre pensamos que lo nuestro es peor, le contesto el camarero.
-Ponme otro coñac.
Manolo cogió la botella del estante y le lleno la copa.
-Mira Pompilio, aunque no debería decírtelo, por el negocio claro, pero como te conozco desde que solo eras un chaval, te aconsejo de que no ahogues tus penas en el alcohol.
-¿Y a ti que te importa?
-Me importa Pompilio de veras que me importa, me acuerdo cuando venias a recoger a tu padre, en paz descanse, que no hacia otra cosa que emborracharse todas las noches. Era amigo mío, y muchas veces pienso que tuvo el accidente por mi culpa y yo no quiero cargar mi conciencia con su hijo también.
-No te preocupes, si solo es esta noche, sabes que yo odio los bares por su culpa y por esta razón nunca vengo a visitarte. Venga, ponme otro. Es que no sabes que más me ha pasado hoy.
-Cuéntame, le dijo el camarero mientras le llenaba otra vez la copa.
-Encima de que me dan el boleto, cuando salgo del trabajo ¿adivina a quien me encuentro?
-No sé, ¿a quién?
-A Marisa, mi ex. Estaba con otro y cuando me vio empezó a acariciarle y besuquearle, allí, en pleno bulevar, y cuando pasaron a mi lado me miro asqueada y se me río en la cara. No pude soportar más, les escupí. El tio me respondió con una bofetada y mis gafas que salieron despedidas, sé hicieron añicos. A eso yo le pegué con el maletín en la cara, le di un golpe en la espinilla y eché a correr. Y como yo sin gafas no veo un colin, casi me atropellan dos coches. Venga, ponme otro.
-Vaya por Dios, te tienes que controlar, un día te denunciará, ya veras, le contesto el camarero mientras le llenaba otra vez la copa. Esta es la ultima, vale.
-Yo te dire cuando es la ultima, todavía no me siento lo suficientemente borracho, le contesto Pompilio con bastante dificultad. Como no estaba acostumbrado a beber, las 5 copas de coñac le pegaron bastante fuerte, aunque el no se daba cuenta aun.
-Pero espera, que esto no es todo, ¿sabes como acabe aquí, en tu bar? Te lo voy a decir. Mientras me alejaba corriendo de mi ex, se me cayeron las llaves del piso, así que en vez de ir a mi casa a emborracharme, me tuve que venir aquí. No me interpretes mal, tu bar no me disgusta en particular, me disgustan todos en general y prefiero que no vea nadie lo mal que lo paso. Venga, ponme otro. Ahora que lo pienso, no me arrepiento de perder las llaves, así he tenido a alguien con quien compartir mis penas. Gracias amigo mío, gracias, te veras que te lo agradezco. Diciendo eso empezó a sollozar y poco a poco el sollozo sé convirtió en llanto.
-Venga Pompilio, tranquilízate, sabes que aquí me tienes para cualquier cosa.
En ese mismo instante la puerta del bar, ya vacío a esas horas, sé abrió...
CONTINUARÁ...
Texto: Sheol 13
Ilstraciones: Ale
Acabo de volver a publicar todos las antiguas peripecias de Pompilio, para que vosotros también podáis disfrutar, como yo lo hice, de los regalos que recibí de mi amiga Ale en forma de dibujos para cada uno de los relatos, para que mis letras no se sientan solas cuando nadie las lee. Un abrazo para todos mis lectores y otro para ti Ale, eres la mejor.
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